«Se lo voy a explicar para que lo entienda... Para que lo entienda usted y todos los que sueltan la misma frasecita sobre ecologistas y animalistas... ¿A usted le parecería bien que los animalistas fueran a los mataderos a impedir que mataran a los animales de los ganaderos o granjeros o empresas cárnicas? Seguro que no le parecería bien a usted. Porque tienen dueño y pertenecen a un negocio legal. Pues este caso es igual. Por mucho que les duela, los animalistas o ecologistas no pueden inmiscuirse en los negocios de los ganaderos. Para empezar porque son negocios privados, y para terminar porque ni ecologistas ni animalistas son servidores de los ganaderos como para salvar a los animales cuando a los ganaderos les convenga. Sabiendo además que esos animales puede que sean llevados al matadero un mes después para ser vendidos como carne... Si fuera por los animalistas, pues salvarían a todos, desde un pollito que va a ser triturado hasta el cordero que usted se come en Navidad o el ternero o cerdito lechal arrebatado a su madre y que muere poco tiempo después de nacer... Pero es que tienen dueño y son negocios... Es más, en este caso de las marismas, tampoco los animalistas saben si a los ganaderos les conviene salvarlos... Eso lo saben solo los ganaderos... Porque esto tendrían que haberlo hecho hace muchos días, pues se veía venir... O en otros muchos casos de inundaciones en los que los propietarios no hacen nada para salvarlos..., y luego piden las indemnizaciones... Los animalistas no pueden inmiscuirse en los negocios de la gente..., aunque les duela el corazón con cada muerte en el matadero, cada muerte en una inundación... Los animalistas solo pueden intentar salvar a los que han sido abandonados o los ganaderos no quieren por estar enfermos, o a la fauna silvestre en peligro... Pero en los negocios de quienes explotan a los animales para lucrarse, pues no se pueden meter...».
Ana Ávila de Luna