Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949 - Oviedo, Asturias, España, 2020)
Continuará...
Libros y escritores que me precedieron
Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949 - Oviedo, Asturias, España, 2020)
Continuará...
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https://datos.bne.es/persona/XX897799.html
https://www.youtube.com/watch?v=hw9-6LSrKzk
Henry Rider Haggard
Autor de «Las minas del rey Salomón»
(Continuará...)
En la foto, Leópolis en 1616-8
Stanisław Lem (Leópolis, 1921 - Cracovia, 2006), escritor polaco de origen judío.
«Solaris» y «Ciberíada», son algunos de sus títulos.
(Continuará...)
https://datos.bne.es/resource/XX970453
https://pl.wikipedia.org/wiki/Stanis%C5%82aw_Lem
https://es.wikipedia.org/wiki/Stanis%C5%82aw_Lem
https://es.wikipedia.org/wiki/Solaris_(novela)
Anthony Powell (Londres, 1905 - Whatley, Somerset, 2000)
https://datos.bne.es/edicion/a7055151.html
https://www.anthonypowell.org/
https://www.britannica.com/biography/Anthony-Powell
http://www.anagrama-ed.es/autor/powell-anthony-866
Obviamente todos somos creativos. Todos podemos pintar, escribir, moldear, componer música... Y sí, es una decisión dedicarse al arte... Pero hay un tercer elemento que es la vocación, esa llamada que insiste e insiste.
Durante muchísimos años yo traté de no escucharla, de no seguirla, pero finalmente dejé de resistirme, y acabé aceptando que debía dedicarme a ello, a escribir.
Mi vocación nació cuando yo tenía trece años, y siempre se mantuvo visible, a la espera.
Aunque todo el mundo es creativo, no siempre es llamado con esa fuerza por la creatividad. Otros sienten la llamada del mar o las montañas, o de ser de una ONG para ayudar a los otros activamente, o de ser profesor o médico... Son igualmente vocaciones... Aunque eso no significa que todos los médicos tengan la vocación de la medicina, ni que todos los que aman el mar tengan la vocación de ser marineros...
La creatividad puede ser una actividad placentera para los ratos libres, si no tienes esa vocación... Para mí no es una dedicación placentera. Me provoca al mismo tiempo mucho sufrimiento, aunque también la emoción de ser salvado.
Cuando llega la vocación, se instala en tu mente definitivamente. Puedes decidir seguirla o no, pero si no la sigues, no eres feliz ni logras ser tú mismo. Aunque te dediques a ella o no, la llevas encima como unas pesadas cadenas de cualquier modo. Pero si la aceptas, si la sigues, las cadenas te sirven para no ser arrastrado por el mar o el viento en los temporales. Para seguir sabiendo quién eres aun en los momentos en que todo en tu vida se sacude. No pierdes el norte.
No solo para ser feliz o ser tu mismo, también es necesario seguir tu vocación para ofrecerle tus dones al mundo. Los dones no nos pertenecen, son de todos, y estamos obligados a compartirlos.