«Mi estilo es incompatible, al menos mientras yo viva, con lo que se conoce comúnmente como éxito literario. Y mi vida de ermitaña, también.
»Mis novelas, tan diversas, pues me divierten los retos y descubrir, no están creadas para la venta de libros, sino para la comunión de espíritus.
»Mi primera novela es difícil de leer, ni el lector más atento capta la mayoría de los detalles, a pesar de no poseer muchas páginas. Requiere de varias relecturas para asumir el entramado. En la segunda, más cercana a una generalidad de lectores, se lanzan descaradamente demasiados pensamientos que, en nuestros días, una mayoría no comparte, e incluso detesta. La tercera novela es demasiado íntima, fragmentada, pausada... como para que más de un puñado de lectores se deleite en la primera lectura. Me siento muy orgullosa de ellas.
»El único motivo por el que intento dar a conocer mis libros es el deseo de que quienes los necesitan, aunque sean muy pocos, puedan algún día dar con ellos. Existe igualmente, por supuesto, mi necesidad de comunicarme...
»Pero ni celebré una presentación cuando vieron la luz, ni quise estar en las ferias del libro, ni que se convirtieran en cualquier película... Quien conoce el mercado editorial sabe que todo esto se consigue fácilmente con un poco de dinero (no mucho), aunque sea tu primer libro y no te conozca nadie... Yo no hice nada de todo esto porque es ajeno a mi personalidad ermitaña, tímida, fóbica... Siempre he deseado ser fiel a mi misma, y cada vez más.
»Una de mis fobias... A la obligación de vender libros. Y por ello, no debía publicar con una editorial al uso. De siete a las que envié mi bilogía (la tercera novela no la envié a ninguna), una accedió, pero con tantas condiciones... Sí, ya sé, las editoriales son ante todo negocios que dan de comer a familias... Pero yo no quiero verme obligada a ir a ferias del libro, ni a presentaciones, ni a firmas... Aparte de mis obligaciones familiares, que podrían impedírmelo, no lo deseo.
»Que quede constancia: siempre recomiendo comprar libros en las librerías de siempre, y comparto publicaciones de cientos de librerías y editoriales... Yo los apoyo, pero no quiero ser parte visible de esa vorágine... Prefiero mirar desde la distancia, como una lectora más, como una autora escondida. De lo contrario, dejaría de ser yo, y me volvería loca... No reniego de acercarme a los lectores, o a una librería cercana a firmar un libro, pero siempre cauces humildes, apartados de las rutas de mercado concurridas... Quiero conservar mi libertad, la artística y la personal. Y poder decirle, por ejemplo, a un lector: "No compre mi libro, no le va a gustar". O poder escribir libros que no entretengan ni afirmen al lector ni le dejen ser pasivo. No quiero tener éxito estando viva, solo deseo que, de vez en cuando, algún ser que lee quede reflexionando tras su encuentro con algún párrafo de alguna de mis novelas... Y se identifique asimismo como un ser empeñado en mejorar el mundo».
Ana Ávila de Luna Navarrete
Libros y escritores que me precedieron