A menudo te invaden sensaciones que no sabes bien cómo expresar... Recuerdo cuando me pusieron la primera dosis de vacuna del covid. Fue en el hospital de Getafe. Recordad que nos iban vacunando por edades..., por lo que me junté allí, en un gran salón de actos muy parecido a un cine, con muchas otras personas de mi edad. Justo de mi edad...
Pero no íbamos a ver una película ni una obra de teatro... No estábamos allí para escuchar una conferencia... Estábamos para ponernos la tan esperada vacuna que nos dejara volver a la normalidad; que nos librara, y librara a la gente de nuestro alrededor, de un virus que estaba «dando mucho la lata».
Mi sensación era, a la vez, la de haber vuelto atrás en el tiempo... Al colegio, al instituto, a la universidad... Nos mirábamos bastante los unos a los otros, como esperando encontrar a algún compañero o compañera de clase... Y también, la de estar superando un mal momento. La de estar haciendo algo importante; lo correcto.
Nosotros éramos los protagonistas..., junto con quienes nos ponían la vacuna, organizaban aquel maratón de pinchazos... Y por supuesto, quienes habían contribuido a crearla, a su rápida distribución... Ese día, en aquel momento, la protagonista no era una película ni una obra de teatro, ni un conferenciante... Éramos nosotros y nuestra generación.