MIS NOVELAS

MIS NOVELAS
Mis novelas

Mito de la Caverna de Platón

«El caballero Hector de Sainte-Hermine» de Alejandro Dumas

 


Serían las once de la mañana cuando los dos jóvenes, dejando la pirámide de Sextio a la derecha, se plantaron con su cabriolé descubierto en las grandes losas de la vía Apia, por las que habían pasado dos mil años sin lograr alterarlas.
Como es sabido, la vía Apia, era en la Roma de César lo que los Campos Elíseos, el bosque de Boulogne y las colinas Chaumont son en el París de Haussmann.
En los hermosos tiempos de la Antigüedad se la denominaba la gran Apia, la reina de las vías, el camino del Elíseo; era el punto de encuentro en la vida y en la muerte de cuanto había de rico, de noble y de elegante en la ciudad por excelencia.
Le daban sombra árboles de toda especie y, sobre todo, magníficos cipreses que sombreaban magníficas tumbas; otras vías, la vía Flaminia y la vía Latina tenían también sus sepulcros en la vía Apia. Entre los romanos, pueblo en el que el aprecio a la muerte estaba casi tan extendido como lo está en Inglaterra, y donde el furor por el suicidio fue, particularmente en los reinados de Tiberio, de Calígula y de Nerón, una auténtica epidemia, la preocupación por el lugar donde dormiría el cuerpo durante la eternidad era grande.

«El caballero Hector de Sainte-Hermine»
Alejandro Dumas (padre)