En el hospital no tardó en propagarse el rumor de que el doctor Andrei Efímich había empezado a visitar la sala número seis. Nadie, ni el practicante, ni Nikita, ni las enfermeras, podía comprender qué era lo que le llevaba, por qué pasaba allí las horas muertas, de qué hablaba y por qué no recetaba nada.
«La sala número seis», una de las narraciones de Anton P. Chéjov
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Las obras de Leonty Usov, el autor de esta estatua, son de lo más divertido... Pero en realidad ni siquiera está escrito el apellido Chejov en la inscripción de la estatua. (Антон Павлович в Томске глазами пьяного мужика, лежащего в канаве и не читавшего „Каштанку“) Literalmente dice: «Anton Pavlovich en Tomsk a través de los ojos de un campesino borracho, tirado en una zanja, que no ha leído "Kashtanka"».