MIS NOVELAS

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Mito de la Caverna de Platón

Las palabras y el sexismo

 


#LenguajeSexista Ana Ávila de Luna

Yo creo que el lenguaje se convierte en sexista cuando la sociedad es sexista, y no al contrario. Si la sociedad fuera sexista a favor de las mujeres, los hombres estarían pidiendo palabras solo para hombres. Porque el masculino genérico acoge a todas las personas, el femenino solo a las mujeres y no hay un género solo para hombres...

Entiendo que muchas mujeres no se sientan comprendidas en el «todos». A mí la única palabra que no me hace sentir incluida es «hombre» y prefiero usar «ser humano». En los demás casos, me siento incluida, y lo que me suele molestar es que me estén recordando todo el rato que soy una mujer (con el «todos y todas»). Te recuerdan que no somos iguales, que hay algo que nos diferencia. En una conferencia sobre Benito Pérez Galdós, ¿por qué el conferenciante tiene que recordarme que soy una mujer y que no soy igual a la persona que tengo a mi derecha? Que me estén recordando todo el tiempo tu sexo me hace sentir rara, igual que si todo el tiempo me estuvieran recordando que soy morena, bajita... «Vosotros y vosotras, l@s rubi@s y l@s moren@s, l@s alt@s y l@s baj@s, l@s de Murcia y l@s de Madrid...».

Yo siempre he ido por la vida como un alma libre, y quiero tener conciencia de ser mujer solo cuando quiero yo, no cuando quieran los demás. Porque ser hombre o mujer constituye una realidad física, material..., aunque pueda influir en nuestra mente. Las almas no tienen sexo a menos que estén esclavizadas por la materialidad. Y no es mi caso. Además, hay personas que no se sienten identificadas con el género femenino o masculino. Me gustaría que respetaran mi deseo de no ser materializada todo el tiempo. Me gustaría que respetaran mi deseo de ser un alma libre. Lo que hay que evitar son las ideas sexistas. Luchar contra ellas. Contra insultos contra las mujeres que no se usan para los hombres porque hay doble rasero. El problema puede reflejarse en el lenguaje, pero no es el lenguaje. El problema son las ideas y los hechos, que influyen en él, y no al contrario.

Sé que el «vosotros y vosotras» da más visibilidad a las mujeres, pero la presencia de la mujer debe ser real.