MIS NOVELAS

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Mis novelas

Mito de la Caverna de Platón

La política

 


─Por todo ello, pocos en España se preocupan de lo público mientras su eco­nomía marcha como esperan, y así, cuando se les complica, deciden que la culpa de todo la tienen los demás. Que todos los políticos, quienes se ocupan del bien común, son unos ladrones. Es una forma de ser inmadura, infantil. Demasiados, para más inri, ponen colofón a sus quejas mostrando las palmas de las manos y soltando la frase­cita «…a mí la política no me interesa». Ignoran, irreflexivos, que la política es todo; es cada detalle que un grupo humano establece para organizar su convivencia. Allá donde miren verán los logros de la política. Ignoran, seguramente, que la pala­bra idiota proviene del ἰδιώτης griego, que definía al individuo desintere­sado en los asuntos públicos, en la actividad democrática del ágora. Pare­cen dedicar su energía a evitar la reflexión, a no reconocer un trabajo de siglos gra­cias al que su realidad es mucho más amable. Sin política, estaríamos aún divididos en pequeñas tribus familia­res, y no en países y uniones de países con millones de per­sonas en paz. Es obvio que la evolución humana es fruto, directa o indirecta­mente, de la política. No habría sin ella nada más que chozas desperdigadas y pie­dras, solo eso. Hasta en una pequeña tribu se establecen unas normas y una jerarquía de poder, una forma de deci­dir su convivencia, y así ya surge la política… El ser humano es un animal polí­tico, lo sabía ya Aristóteles. Muchos dedican tiempo a la labor política sin cobrar, o por una cantidad simbólica, en muchos pueblos... Muchos políti­cos se entregan en cuerpo y alma, por vocación. Sí, igualmente los hay que care­cen de la honradez nece­saria; advenedizos interesados solo en el dinero o el poder. Pero los políticos son un reflejo de la sociedad a la que represen­tan, y más hace un político honrado por el bien común que mucha otra gente que solo se ocupa de sí misma. Los que sabe­mos de nuestra honradez, estamos segu­ros de que hay muchos otros como noso­tros.


Extraído de la bilogía Recuerdos del desierto de Ana Ávila de Luna