Los judíos en Ávila
El cementerio hebreo en Ávila
BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. TOMO XXVIII. MaYO, 1888. . INFORMES EL CENIENTERIO 13ESRE0 EN ÀVILA. CUADERNO V. La historia de los judíos de Ávila no es muy conocida. Llega ron aqui-dícese-en 1085, conducidos por David Centén, y esta bleciéronse en la parte meridional de la población, en el barrio hoy llamado de Santo Domingo; que es el que, bajando desde donde esta iglesia se encuentra, hacia el río Adaja, por dentro de las murallas, constituye el ángulo S® . de su circúito . Hay tam bién quien supone que en el diagonalmente opuesto, es decir, en el NE., debió haber judería, fijándose para ello en dos datos: exacto el uno; aunque flojo, y dudoso, cuando menos, el otro. El dato exacto se refiere á la existencia de dos documentos que se conservan en los archivos de este municipio y del monasterio.de la Encclrlzcición de Ávila (1) : uno, en que el obispo D. Alonso de Fonseca en 8 de Julio de 1485, une y aneja al dicho convento, (l) De ellos habla el Sr. Pita, en este SOLETíX, académico, t. xi, páginas 421-129 1524-52 1 ; XII, 413. 23 TOMO XXVIII. 354 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. que, á la sazón, acababa de establecerse en la calle del Lomo (1T de esta ciudad, cerca de la puerta de San Vicente, la iglesia de Todos los Santos, que primero fué sinagoga de judíos, por estar inmediata á dicho convento; y el otro, una Cédula Real expedida en Madrid á 6 de Diciembre de 1495, por la que los Reyes Cató licos aseguran que trece años antes el doctor Pedro Sánchez (la Frías, corregidor á la sazón deesta ciudad, por su mandato apartó los judíos y moros y tomó para la Real Cámara ciertassinagogas que aquellos tenían en la misma. Y como una de ellas se encon traba derribada y convertida en corral, junto al monasterio de Santa María de la Encarnación, á instancias de su priora, doña Catalina del Águila, hicieron á este convento donación de él. El dato dudoso, se refiere á la situación del cementerio hebreo, que hasta aquí se ha venido creyendo que estuvo donde ahora se encuentra el repetido convento de Nuestra Señora de la Encarna ción, desde que en Agosto de 1511 se adquirieron por doña Bea triz Gúiera (ó Yera), las casas del Pilón de la Mimbre, para tras ladar á ellas el monasterio; ó mejor dicho, desde el 4 de Abril de 1515, que se dijo la primera misa en la nueva iglesia, de cuyo cementerio tengo suficientes indicios para creer, y aun quizás para demostrar que se encontró en bien distinto sitio de donde se supone. Extrañándome, al llegar yo á Ávila y al empezar á hacerma cargo de la situación de las cosas antiguas, donde se colocaba la judería y donde se pretendía que estuviera el terreno en que aquellos enterraban sus muertos, sospeché si podría haber algún error; pero á poco que leí, abrumáronme los testimonios acordes de Ariz, Carramolino, Quadrado y cuantos autores hablan de este asunto. Loque más me convenció, momentáneamente al menos, fué la opinión de miquerido y sabioamigo, D. Fidel Fita, que, pocos años antes que yo, había visitado Ávila y no impugnó aquella creen cia, indudablemente porque no tuvo el tiempo ni los documentos (1) Hoy calle de «Esteban Domingo,»que sale desde el Mercado chico, ó rnejor aún, de la plazade Zurraquín ála puerta de San Vicente. EL CEMENTERIO HEBREO EN ÁVILA. 355 de que yo he dispuesto, para llegar á comprender que era equi vocada. Revuelto por mí el archivo de la Encarnación, lo único que en él hallé comprobaba una vez más la aserción común. El manus crito de Sor María Pinel, en que se habla de la fundación de la casa, dice, en efecto, que doña Beatriz Guiera compró un Ossario de Judíos que estaba extramuros de la Ciudad, donde edificó un convento . Opinión de fuerza sería ésta si en vez de proceder de una mujer obscura, fuera la de una persona grave y que por su ilustración reconocida nos garantizase no haber padecido equivocación diciendo quizás judíos en vez de decir moros; ó cuando, en lugar de haber vivido en el siglo pasado (1) hubiese visto el xvt, pudiendo conservar entonces más puras las tradiciones de aquella Santa Casa. En el lenguaje vulgar es muy fácil confundir estos dos nom bres, como ocurre con otros muchos, y es muy posible que Sor-laría Pinel no se parase á discernir la diferencia que existe entre ellos ó que queriendo expresar la idea de infieles no encon trase á la mano palabra mejor que la de judíos, impropiamente aplicada, á mi juicio, como cuando, aun hoy, se designa con ella al que no frecuenta las ceremonias religiosas, en vez de llamarle incrédulo. Si pudo haber allí algún cementerio árabe, cosa es que ignoro por hoy, pero que me propongo dilucidar más adelante, y que es probable, dada la insistencia con que se viene asegurando hace tantos años la existencia de un osario en aquel sitio; dado Lam biéu que las religiosas Carmelitas Calzadas que allí residen, ase guran haber oído á sus predecesoras, haberse descubierto en algunas ocasiones restos humanos enterrados en la huerta; y teniendo presente, por último, que todavía es conocida con el nombre de Huerta del Moro cierta posesión inmediata al monas terio, que viene á confirmar lo que documentos originales de los (1) Sor daría Pinel debió escribir este interesante Cuaderno á principios del siglo pasado, puesto que aunque no tiene fecha, está dedicado el la reinadoña María Luisa Gabriela (le Saboya, primera mujer de D. Felipe V. 356 BOLETfN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. siglos xv y xvi nos revelan, de haber existido por allí población mora y, sobre todo, granjas y huertas pertenecientes á moros de la ciudad ó sus arrabales. Registré después varios otros archivos y papeles sueltos, y nada vino al pronto á dar la razón á mi tenaz sospecha. La impresión mía, fortalecida cada vez más porel conocimiento paulatino de cuanto en Ávila hay y de cuanto á Ávila rodea, era que el cementerio judío debería hallarse en el arrabal meridional de la población ; esto es, en el valle Awblés. Repasando un día un legajo de papeles antiguos en el archivo del Ayuntamiento, me encontré con el interesantísimo docu mento, por mí entonces desconocido, pero citado ya por el Sr. Quadrado y publicado por el Sr. Fita (1) que es la cesión original hecha por los Reyes D. Fernando y Doña Isabel al mo nasterio de Santo Tomás «un honsario y enterramiento de Judios que fué de los Judíos vezinos de la dicha ciudad que se fueron é ausentaron destos Reinos.» Desdichadamente los linderos quedan en blanco, con lo que pensé, ¿cómo es posible que al añadirse en ese mismo documento: «de la piedra del qual ya por otra nuestra carta fezimos merced y limosna al dicho monesterio para la obra del», y construyéndose Santo Tomás (desde 1483 á 1493) en la parte SE. de la ciudad, en el fondo del valle, casi á orillas del río Grajal, en cuyas cercanías abunda la piedra profusamente, fuesen á necesitar, solicitar y obtener, como lo hicieron, la del cementerio hebreo, si éste no se hallase próximo? Y téngase en cuenta que desde Santo Tomás á la Encarnación habrá sus 1 .500 m. Aun sin desconocer la ventaja y economía que les reportaría la piedra labrada, por toscamente que lo fuese, sobre la piedra en bruto, veía yo difícil, más difícil todavía desde que leí esto, que el antiguo enterramiento de los judíos de Ávila, fuese eu donde se creía . Fuí á Santo Tomás; escruté sus papeles, galantemente puestos á mi disposición por aquellos amables Padres Dominicos, é inda (1) BOZETi_n . t. xt, páginas 427-129. EL CEMENTERIO HEBREO EN ÁVILA. 35-1 gué si, en algún tiempo, labrando la huerta, habían encontrado algún resto humano 6 alguna losa 6 inscripción que pudiera indicar que por allí hubiera habido cementerio; porque presumía yo que pudiera haber sido incorporado al convento el solar cedido por la munificencia regia en 23 de Marzo de 1494. Pero ni hallé nada en su archivo, ni aquellos buenos Padres supieron darme más noticia sino la de que, efectivamente, en época no lejana aún, habíase encontrado enterrada en aquella huerta una huesa humana, cuya calavera adornaba todavía zarcillos de oro y que tenía un anillo del mismo metal metido en la boca; objetos que no pude ver porque, según me dijeron, habíalos llevado un reli gioso á Ocafa. Este indicio, por sí sólo, era tan débil, que no hice gran caso de él, sobre todo ante la posibilidad de que pudiera muy bien tratarse, como debe ocurrir, en efecto, del resultado de algún auto de fe, correspondiendo probablemente aquella sortija, aque llos zarcillos y aquellos huesos, á alguna de las 9.000 víctimas sacrificadas por el celo religioso del memorable Torquemada; quizás á alguna de las que figuran en la «Memoria de los quema dos y ensambenitados que hay enterrados en el convento de Santo Tomás de Ávila desde el año 2490 que se empezó á castigar, cuya relación conservan en el archivo de aquel monasterio y comentó publicándola el Sr. Fita (1) . Dediquéme á recorrer aquellos alrededores estudiando escru pulosamente los barrios enteros de casas, huertas, cercas y sola res, que como es sabido pertenecieron en otro tiempo al convento de Santo Tomás, cuyas posesiones, por esa parte, lindaban con las del vecino monasterio de Saneti Spiritus (hoy en ruinas), y la mayor. parte de las cuales llevaban á censo, moros vecinos de ívila. Disponíame ya á registrar los archivos de este último convento y de las iglesias de Nuestra Seflora de las Vacas, San tiago y San Nicolás, enclavadas en aquella parte de la población, Por ver si en ellos hallaba algún indicio que me guiase al fin que Perseguía, cuando cierro día llamaron mi atención en un cercado t r i BoLEmíN, t. XV páginas 332-346. 358 BOLETÍN DE LA REAL ACADEDIIA DE LA HISTORIA. que hay á la derecha del camino que desde el final de la Cuesta de Gracia va á Sonsoles, antes de llegar al puente de Sancti Spiritus (así llamado por hallarse inmediato á las ruinas de dicho convento), unas piedras cilíndricas, entre las que hállanse algunas otras de forma rectangular, adornadas unas y otras de tosco dibujo, en la forma que las representa el siguiente apunte: Pregunté á quién pertenecía aquella finca, con objeto de averi guar, si era posible, la historia de ella, y respondiéronme que su dueño era D. Pablo Muñana, hacendado de esta capital. Pero cuando al repetir por centésima vez la pregunta eterna en mis excursiones por aquellos sitios, de si existía por allí cerca algún lugar conocido por el osario, onsario, fonsario, ó cosa parecida (pues sospechaba si podría haberse conservado tal nombre, á pesar de que únicamente en escrituras del siglo xv he visto men cionada la existencia de un barrio llamado del honsario), me dijeron que aquel cercado se conocía con el nombre de cerca de los osos, bien pude exclamar parodiando á Arquímedes: eúpnra. ¡Esta es-me dije-sin duda alguna, la tierra que yo buscaba! Llamada, en tiempos del osario, hase cambiado este nombre por una explicación vulgar ó transformación sencillísima, en lugar ó cerca de los osos. ¿Hay cosa más natural? La legión fundadora de la ciudad de León ¿cuándo jamás pensó que andando el tiempo daría por emblema á España el noble rey de las selvas? Y sin em bargo, así fue. El Sr. D. Pablo Muñana tuvo luego la amabilidad de facilitar me algunos datos que juntamente con los que me suministró D. Jacobo Pérez, también propietario en Ávila, me han permitido poder, en parte, reconstruir la historia de aquella finca, viniendo á coadyuvar, por último, á este fin, otras noticias antiguas que hallé posteriormente en un Libro de Becerro del archivo de Santo Tomás. Aquel señor la heredó de D. Genaro Muñana, su padre, que la había adquirido por compra de D. José Álvarez Portal; y éste, á su vez, habíala comprado poco antes al Sr. Marqués de Navamorcuende, en cuyo nombre la habían cultivado sus admi nistradores los Sres . D. Jacobo Pérez, y antes que ésteá D. Nico lás Amores ; el Marqués de Navamorcuende la hubo delSr. Duque de Abrantes, su progenitor, quien, hacia el año 48 de este siglo, EL CEMENTERIO HEBREO EN ÁVILA. 359 la compró á la Casa de 1Vledinaceli, á cuyo estado de Las Navas es muy probable que la debiese ésta. De aquí para arriba no he hallado aún noticia de lasvicisitudes de la tierra en cuestión, hasta enlazar con la de su adquisición por el Ayuntamiento de Avila, á cambio de la concesión hecha al monasterio de Santo Tomás para que pudiesen pastar en la de hesa de Avila tres yuntas de bueyes de la propiedad del convento ó de sus colonos; cuyo convenio y traspaso de dominio firmóse eu Avila á 22 de Agosto de 1500 por ante los escribauos reales y del número de dicha ciudad Fernán Sánchez de Pareja y Fer. pando de Guillamás. Esta noticia es la que, hojeando un día el precitado Libro de Becerro, hecho en el año 1660, encontré en un asiento del mismo al folio 31, en que se lée; Dehesa de Avila-En la dehesa desta ciudad puede este consiento entrar á pastar tres yuntas de bueyes suyas ó de sus renteros, por la razón siguiente: Según parece deste libro citado á la margen (1) los Señores Reyes católicos Don Fernando y D.' Isabel hicieron donación á este consiento de vn honssario ó enterramiento de judíos aquí en los campos desta ciudad junto al río Adaja.» Si el honsario y enterramiento de judíos á que se alude no estuviera próximo al convento, ¿cómo explicar que se diga en el párrafo transcrito «aquí, en los campos de esta ciudad»? Esto, sin duda alguna, indica su avecinamiento; porque si se encon trase, como se ha supuesto, donde ahora está la Encarnación, no se hubiera dicho «aquí,» sino «allá,» á menos de faltar á la pro piedad en el lenguaje . A la par de todos estos indicios hay otros que juntos con los referidos, forman una casi certidumbre. En muchas escrituras de ventas, censos, etc., referentes á tierras y casas situadas en el arrabal de Santiago, se habla de un barrio en dicho arrabal, lla (1I Al margen pone en letra antigua, de la época, sin duda, del Becerro: «Begerro de pergamino grande á folio'¡(; á la buelta del fo1.» y luego en letra mas moderna: «Bezerro de pergamino fol. 140 y siguientes,» lo que denota que fué cambiada la fo liación, y aunque últimamente se dice folio, deberá entenderse página. Este Becerro aludido, no se encuentra. 360 BOLETiN DE LA REAL ACADE1VIIA DE LA HISTORIA. mado del honsarío. Cogiendo una al azar, por ahora, reserván dome para más adelante hacer con despacio un catálogo de todas ellas, lo que podrá acaso servir para determinar la extensión y posición exactas de ese barrio, hé aquí lo que se lee en la primera que encuentro á la mano: «Sepan quantos esta carta de yncenso »vieren como yo Diego Martín, hijo de Martín Rico vecino de la »noble ciudad de Avila por mí yen nombre de Bartolomé Mar tín mi hermano vecino de la dicha ciudad otorgo y conozco por »esta presente carta que tomo y recibo á yncense por nombre de »yncense para mí y para mis herederos y susesores y para aquel »ó aquellos que de mí ó dellos que con derecho lo avieren de »aver y de heredar perpetuamente para siempre jamás de vos los »devotos religiosos padres el benerable fray Pedro del Castillo »prior del dicho monesterio y de fray Martín Hernández soprior »de fray . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . »frayles profesos del dicho monesterio de Ntra. Señora del Car men desta ciudad de Avila. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . »conviene á saber unas casas al barrío de onsario. . . .» «Fecha de esta carta en «Avila á diez y seys dias del mes de »Abril alío del nacimiento de ntro. Salvador Jesu-Cristo de mil »y quinientos y treinta y tres años.» Al dorso hay varios epígrafes en letras de diversas épocas. El más antiguo, coetáneo de la escritura, dice: «Miguel García te jedor á S(an)tiago.» Otro: «tiénelas ahora año 1544 solo Diego Martín, son al matadero.» Otro: «Encerase de las casas. . . . . » . . . . . . . . . . . al osario». Y finalmente, en letra mucha más moderna, del siglo pasado, pone: «. . , . . . . . . . . . las quales casas son al osario» . Del primer epígrafe se deduce que el barrio en cuestión com prendía la iglesia de Santiago, ó lindaba al menos con ella. En el segundo se dice que las casas á que se refiere laescritura son al matadero; y en efecto, el matadero sigue llamán dose hoy la parte del arrabal meridional que toca á las murallas ya cerca del río y donde ha existido hasta hace pocos arios un matadero (el matadero viejo), cerca de donde estuvo emplazada el pequeño y precioso templo de San Isidoro ó deSan pelayo, tan renombrado aún en estos tiempos por consecuencia de su trasla E' . CLNIENTERIO HEBREO EN ÁVILA. 361 ció» á Madrid. Y el tercero y cuarto, finalmente, llamando el osario al sitio donde radicaban las casas á que se reâere la escritura, demuestran que el barrio del osario y el barrio del matadero eran una misma cosa. Para mí, pues, está fuera de duda que el osario de los Judíos de Avila estuvo por donde hoy la denominada cerca de los osos. A esta cerca alude D. Juan Martín Carramolino en el t. iI de su Historia de Avila, cuando, á las páginas 238 y 239, dice que «el arrabal ó burgo de Salitiago estaba muy «poblado de Moros y de »labradores cristianos al sitio llamado el osarrio (osario), donde »ya se contaban hasta doscientas moradas. Este osario era el ce menterio de los Musulmanes; y todavía hoy se conocen clara mente sus vestigios. Es la cerca que saliendo de frente de la pla zuela de Rollo hace la banda derecha del camino que conduce á »la dehesa. Está cerrada de piedra seca de una vara poco más, »de altura, y no hay sino observar las piedras que forman su »pared para contar á docenas las que eran sepulcrales, colocada »cada cual, cuando se la empleó, en su respectivo enterramiento »en el modo que aún es costumbre en los hijos de Ismael. Cada »una de estas piedras es una pequeña columna de cincocuartas de »alta, poco más ó menos, como de media vara de diámetro: mu chas forman con sus lados cortados un exágonó ú octógono y uno » de ellos tiene labradas dos líneas ó rebajos muy notables: en su »cabeza está cincelada como una puerta ó ventana dearco, y todas »yacen tumbadas unas sobre otras, mezcladas más ó menos con »las otras piedras comunes que constituyen el cercado. Obsór »venlo con afán los viajeros, que bien lo merecen.» De suerte que Carramolinno vió estas piedras y, lejos de ocur rirle que pudieran proceder de enterramientos judíos, se las atri buyó á los moros, cuyo cementerio supuso en aquel sitio. Luego en la descripción de las piedras habla de exágonos y octógonos y puertas y ventanas del arco, que no parecen por ninguna parte; Porque todas absolutamente todas afectan una de las dos formas rectangular ó cilíndrica, con que quedan representadas; y en los dibujos que las adornan, siempre los mismos, prolongados y ter minando, en efecto, por la parte superioren forma dearco, nadie 36-2 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. seguramente verá las puertas y ventanas que el Sr. Carramolino pretende que veamos, sino un capricho de ornamentación, muy vulgar por cierto . También Ariz vió estos pequef os monumentos; pero titubea al hablar de ellos y no sabe si optar por asignárselos á los judíosó á los moros. Hé aquí sus palabras: «Es cosa maravillosa, que por aquellos campos circumbezinos »á esta Iglesia de San Segundo, hallamos cuerpos enterrados. »Y en particular donde oy se conserva el nombre del Onsario de »los Judíos. Y así pareze, que en tiempo que los Moros auitaron »á España, particularmente los que estauan en esta Ciudad. Te »nian sus entierros fuera della, en un campo muy grande cer cado junto al Rio Adaja, conservando oy el nombre. En el qua¡ »se hallan más de dos mil pilarcicos labrados en redondo, deá »vara cada uno, y en algunos unas medias lunas y en otros es trellas y letras . Los quales ponían empinados encima de cada »sepultura y les serbian de assiento y señal quando yuan á ente rrarlos y á hazer sus cerimonias. Y en otras piedras que deuian »ser de los más valerosos entre ellos, ponían letras y labores »como parecen en unas grandes que oy están por asientos en la »puerta del sol de la Iglesia de Santiago que cae al dicho onsa »dero . Y en aquellas están escriptas con mucho orden vnos ren »glones en Arábigo. Que aunque no hazen sentencia por faltar »una piedra, tiene la Higera y el nombre de Iucepf que deuio de »ser del palacio de su señor, en tiempo que Auila estuvo de Mo ros. Estos pilarcicos son tantos quantos se ven en la pared y »cercas de los heredamientos que van de la ciudad á S. Spíritus »á la mano derecha saliendo la puerta Toledana . Y en las cercas »del monasterio de Sant Ana y en otras muchas y ninguna pasa »de una medida, argumento cierto que no pudieron serbir de »otra cosa, más de lo dicho porque ni tienen assiento para editl »car vnos encima de otros por ser redondo.» Ariz, como se ve, incurre en multitud de incongruencias en las precedentes líneas ; pero penetrando en ellas encontramos una vez más corroborada mi opinión. Así como Carramolino no supo lo que vió, acaso porque s¡ guiendo en esto, como en todo, ciegamente al P. Ariz, 110 ae EL CEMENTERIO HEBREO EN ÁVILA. 363 cuidó de consultar sobre el terreno las piedras referidas, ó porque si lo hizo fué sugestionado de tal suerte que no pudo formar jui cio acerca de ellas; así Ariz al estudiarlas con el prejuicio de que el cementerio hebreo hallábase en sitio diferente y de que sólo los moros pudieron colocarlas allí, vió con los ojos de la fantasía á no dudar, medias-lunas, estrellas Y letras que no parecen por ninguna. parte. Es decir, en algunas partes sí se encuentran esos símbolos; pero entre las piedras mencionadas, no. En la puerta del sol, es decir en la de Mediodía de la iglesia de Santiago existen, es verdad, dos piedras con seis líneas de escri tura arábiga, de las que el infatigable Sr. Fita vió sólo dos que calcó, hizo traducir y publicó en el BOLETiN de esa Academia (1) ; pero estas piedras pertenecen indudablemente á la iglesia misma ó á su adjunto cementerio, y deben referirse (y este es un estudio que tengo en planta y quizás en breve pueda dar por terminado) á cierto caudillo celebérrimo en los anales y en las crónicas de la ciudad, que, á lo que parece, fué enterrado en dicho templo. En las proximidades del monasterio de Santa Ana hay, efecti vamente, dos piedras separadas, en las que se ve media estrella en cada una, formando evidentemente un solo dibujo; pero esta piedra puede provenir de cualquier parte mejor que del Osario hebreo, bien distante de aquel sitio. Fijémonos, por último, en que al mismo Ariz se le escapa en una ocasión, en el párrafo transcripto, que al lugar donde se ha llan las piedras y donde, según él, se han encontrado en algún tiempo cuerpos enterrados, conservábase el nombre de Onsario de los Judíos ; especie que parece olvidar, apenas vertida, y que no volvemos á ver consignada por 61 ni por otro autor alguno. Entiendo, por lo tanto, que, atendiendo á todo lo expuesto, y aun cuando falta una prueba material en que fundar la afirma ción, existen bastantes motivos racionales para sospechar que en la que hoy se denomina Cerca de los osos, ó en sus inmediatas cercanías, estuvo el cementerio ú osario de los judíos que en Ávila moraron hasta el momento de la expulsión. (1) Tomo xii, páginas 440-442. 364 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. Únicamente falta, á mi entender, para evidenciar el error ha bido y la certeza de todos los fundamentos alegados, buscar la prueba material á que antes me refería, por medio de algunas excavaciones realizadas, aprovechando el tiempo en que las fae nas agrícolas lo consintiesen, en las tierras que median entre la renombrada cerca y el río; es decir, en una extensión menor de 200 metros . Avila, 18 de Marzo de 1896.
ENRIQUE BALLESTEROS
https://www.cervantesvirtual.com/descargaPdf/el-cementerio-hebreo-en-vila-0/ 👈 Se descarga al pinchar. Por eso he pegado el artículo de Enrique Ballesteros en la página. Es muy interesante.
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https://www.terranostrum.es/turismo/un-paseo-por-las-juderias
https://redjuderias.org/avila-2/
https://elviajedephotographyto.com/descubriendo-la-juderia-avila/
https://www.turismocastillayleon.com/es/patrimonio-cultura/ruta-judia-avila
https://www.turismoavila.com/web/puntos_de_interes/visor/index.php?iid=5b2136883feac-39
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