MIS NOVELAS

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Mis novelas

Mito de la Caverna de Platón

Miguel de Cervantes

 


(...) Y diciendo esto se arrojó del lecho con intención de cerrar la puerta y no dejar entrar a la señora Rodríguez; mas cuando la llegó a cerrar, ya la señora Rodríguez volvía, encendida una vela de cera blanca, y cuando ella vio a don Quijote de más cerca, envuelto en la colcha, con las vendas, galocha o becoquín, temió de nuevo y, retirándose atrás como dos pasos, dijo:
- ¿Estamos seguras, señor caballero? Porque no tengo a muy honesta señal haberse vuesa merced levantado de su lecho.
- Eso mesmo es bien que yo pregunte, señora -respondió Don Quijote-, y, así, pregunto si estaré yo seguro de ser acometido y forzado.
- ¿De quién o a quién pedís, señor caballero, esa seguridad? -respondió la dueña.
- A vos y de vos la pido -replicó Don Quijote-, porque ni yo soy de mármol, ni vos de bronce, ni ahora son las diez del día, sino media noche, y aun un poco más, según imagino, y en una estancia más cerrada y secreta que lo debió de ser la cueva donde el traidor y atrevido Eneas gozó a la hermosa y piadosa Dido. (...)

«El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha», Miguel de Cervantes