El mi corazón, madre,
robado me le hane.
El alba se venía
-las aves lo mostraban-;
con los rayos de Febo
los campos se doraban;
dorábanse, madre.
Robado me le hane.
Con los rayos de Febo
los campos se doraban;
en un pradico verde
tres doncellas estaban;
estaban, mi madre.
Robado me le hane.
En un pradico verde
tres doncellas estaban
vestidas de esperanza
y a ninguno la daban;
dábanla, mi madre.
Robado me le hane.
Vestidas de esperanza,
y a ninguno la daban.
Con gargantas suaves
este cantar cantaban:
El mi corazón, madre,
robado me le hane.
«Cancionero tradicional»