(...) lo que sucede es que nacemos junto con muchísima gente, al mismo tiempo, todos entremezclados; es como si uno quisiera mover los brazos y las piernas por medio de hilos, y esos hilos se enredasen con otros brazos y otras piernas y todos los demás tratasen igualmente de moverse, y no lo consiguiesen porque todos los hilos se traban, (...)
«¡Absalon, Absalon!», William Faulkner