Imposible olvidar que tengo una hamaca por cama, que todas las noches son muy frías, que tengo mosquitero, muchas mantas y algo que llamé edredón: un cobertor relleno de papeles picados. La cama hamaca tiene algo del imaginado perro que me gustaría para juegos y caricias. Cuando me muevo en la noche, la cama se balancea con su conocido vaivén pausado. Acá termina la enumeración de mis tesoros. «Cuando ya no importe», J. Carlos Onetti http://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/onetti/default.htm